De bodas y demás zarandajas. Primer capitulo (Preámbulo)
Lo primerísimo es hacer dos apreciaciones. La primera es que dividiré este relato en tres capítulos, a saber. Preámbulo, Ambulo y Postambulo. La segunda, pero no menos importante, es que este relato no es de un acontecimiento que me ocurriese tal cual, pero sí me han ocurrido por separado cada una de las cosas que aquí se cuentan. Gracias a Dios todo al mismo tiempo sería inviable del todo y por otra parte no quisiera yo que ninguno de los novios a los que he fotografiado se den por aludidos, esto es ficción basada en hechos reales y nada más pero me lo paso de coña juntando todas las situaciones e imaginándome el resultado. Empecemos pues.
Preámbulo
Por fin alguien se da cuenta de mi valía y me encarga hacer las fotos para una boda, aunque no os lo creáis un amigo de mi hermana tiene un conocido que al parecer está buscando fotógrafo para la boda de su hermana a la que le quiere regalar el reportaje pero no quiere gastarse mucha pasta y preguntando preguntando lo comentó con el conocido de mi hermana que a su vez le dijo que su hermano, ósea yo, era muy bueno y seguro que le hacia el reportaje barato. Acto seguido mi hermana me lo comento a mí de la siguiente manera “tienes que hacer esta boda porque le he dicho que eres muy bueno y además no le cobres mucho que es del amigo de un amigo”. La opción de poner yo el precio o la posibilidad de negarme no estaban en el ambiente así que claro está que he aceptado el encargo orgullosísimo de ser tan bueno que me van buscando.
Sacar fotos en bodas, bautizos y comuniones. Eso tiene que ser fácil, total es sacar fotos a gente y yo retratos ya he sacado para parar un tren de mercancías en todas las condiciones de iluminación posibles a mis amigos, a mis sobrinas, hermanos, primos, en la playa, en la casa del pueblo, me acuerdo una vez que nos reímos en el pueblo… espera eso es otra historia. En fin ¿qué puede salir mal?
Sacar fotos en bodas, bautizos y comuniones. Eso tiene que ser fácil, total es sacar fotos a gente y yo retratos ya he sacado para parar un tren de mercancías en todas las condiciones de iluminación posibles a mis amigos, a mis sobrinas, hermanos, primos, en la playa, en la casa del pueblo, me acuerdo una vez que nos reímos en el pueblo… espera eso es otra historia. En fin ¿qué puede salir mal?
Pues a la piscina y a empezar a nadar. Le dije a mi hermana que concertase una reunión con los novios para hablar el tema y concretar lo que querían, el sitio donde se oficiaría la ceremonia, el sitio del convite, horarios y demás menesteres para hacerles el presupuesto. Parece fácil quedar para hablar del temica, pues no lo es. Teníamos que quedar con el amigo del amigo de mi hermana y a su vez con los novios de manera que previamente el amigo de mi hermana pondría en contacto a mi hermana con su amigo, aquí fue donde mi hermana se saltó un paso y directamente me paso a mí el teléfono del amigo del amigo que era el hermano de la novia, total que me puse en contacto con él para conocernos lo cual tampoco fue fácil ya que, según él mismo sugirió, tendríamos que quedar al mismo tiempo con los novios. Veamos, el amigo del amigo, le llamaremos desde ahora el pagador o no termino de escribir nunca, trabaja por las tardes en un bar, la novia es administrativo en una empresa de logística con horario partido y el novio es autónomo electricista, por si fuera poco yo me gano la vida como vigilante de seguridad y trabajo más por las noches… Vaya usted y cuadre horarios para quedar todos juntos. Después de ponerme las pilas, crear yo un grupo de WhatsApp y buscar infinitas posibilidades conseguí ponerlos a todos de acuerdo para reunirnos mes y medio después de haber contactado por primera vez.
Por fin llegó el día de la reunión y yo iba tranquilo porque previamente me habían dicho, en el grupo de WhatsApp, que la idea que tenían era algo sencillito sin muchos matices, unas fotos aquí y allá cazando los momentos importantes del evento matrimonial, eso me daría libertad para crear mi arte fotográfico. Solo querían:
1) Una sesión de pre boda y para ello habían localizado un castillo precioso situado en un pueblo a 150km de donde yo vivo y por supuesto tenían una amiga que los maquillaría y unos trajes medievales ideales para dicha sesión que iban a alquilar, nada complicado, es mas solo nos llevaría un día de fin de semana claro porque entresemana ellos trabajaban y además tenían que asistir a los cursos prematrimoniales.
2) Por supuesto querían fotos antes de la ceremonia dejando constancia de cómo se vestían para la ceremonia, como se reunían con sus familias, de los detallitos del vestido, etc. Y esto no sería mucho problema de no ser porque él se vestía en su casa de Torrejón de Ardoz, donde vivimos todos, y ella en el hotel donde luego se alojarían los recién casados que como no podía ser de otra forma estaba a unos 100km de Torrejón de Ardoz, a unos 30km de donde se oficiaba la ceremonia y a unos 45km de donde se celebraría el convite que no era en el hotel donde se alojarían. ¡Ah! ¿No lo he dicho antes? Pues sí, cada cosa transcurría en un lugar distinto y no separados por un par de calles o un ciento de metros si no por kilómetros de distancia, todo sitios preciosos a excepción de la iglesia que la eligieron por que fue allí donde se casó la abuela del novio y a sus 92 años le hacía ilusión recordar tan gratos momentos.
3) Después de la ceremonia iríamos a sacar unas fotos a una cascada preciosa que al parecer estaba al lado del pueblo y a la que para acceder a ella solo tendríamos que andar un par o tres de kilómetros por sendero montañoso pero merecía la pena el lugar.
4) Luego iríamos para el convite donde tendría que sacar las fotos de los momentos importantes. Entrada de los novios, fotos con los familiares, momento de la tarta, corte de liga y corbata, si se producían, etc. Y claro está el baile.
5) Otras apreciaciones. Les gustaría tener fotos de los detalles de las mesas, como estaban montadas y demás y habían pensado que sería buena idea montar un fotocool a la entrada de los comensales para así dejar constancia de su presencia. Total unos 160 invitados.
6) Por último querían que les entregase las fotos en un pen drive y claro está que les hiciese un álbum de fotos.
7) Ya puestos me preguntaron si conocía a alguien que les hiciese el video.
Justo como me dijeron, una cosa sencillita.
Por fin llegó el día de la reunión y yo iba tranquilo porque previamente me habían dicho, en el grupo de WhatsApp, que la idea que tenían era algo sencillito sin muchos matices, unas fotos aquí y allá cazando los momentos importantes del evento matrimonial, eso me daría libertad para crear mi arte fotográfico. Solo querían:
1) Una sesión de pre boda y para ello habían localizado un castillo precioso situado en un pueblo a 150km de donde yo vivo y por supuesto tenían una amiga que los maquillaría y unos trajes medievales ideales para dicha sesión que iban a alquilar, nada complicado, es mas solo nos llevaría un día de fin de semana claro porque entresemana ellos trabajaban y además tenían que asistir a los cursos prematrimoniales.
2) Por supuesto querían fotos antes de la ceremonia dejando constancia de cómo se vestían para la ceremonia, como se reunían con sus familias, de los detallitos del vestido, etc. Y esto no sería mucho problema de no ser porque él se vestía en su casa de Torrejón de Ardoz, donde vivimos todos, y ella en el hotel donde luego se alojarían los recién casados que como no podía ser de otra forma estaba a unos 100km de Torrejón de Ardoz, a unos 30km de donde se oficiaba la ceremonia y a unos 45km de donde se celebraría el convite que no era en el hotel donde se alojarían. ¡Ah! ¿No lo he dicho antes? Pues sí, cada cosa transcurría en un lugar distinto y no separados por un par de calles o un ciento de metros si no por kilómetros de distancia, todo sitios preciosos a excepción de la iglesia que la eligieron por que fue allí donde se casó la abuela del novio y a sus 92 años le hacía ilusión recordar tan gratos momentos.
3) Después de la ceremonia iríamos a sacar unas fotos a una cascada preciosa que al parecer estaba al lado del pueblo y a la que para acceder a ella solo tendríamos que andar un par o tres de kilómetros por sendero montañoso pero merecía la pena el lugar.
4) Luego iríamos para el convite donde tendría que sacar las fotos de los momentos importantes. Entrada de los novios, fotos con los familiares, momento de la tarta, corte de liga y corbata, si se producían, etc. Y claro está el baile.
5) Otras apreciaciones. Les gustaría tener fotos de los detalles de las mesas, como estaban montadas y demás y habían pensado que sería buena idea montar un fotocool a la entrada de los comensales para así dejar constancia de su presencia. Total unos 160 invitados.
6) Por último querían que les entregase las fotos en un pen drive y claro está que les hiciese un álbum de fotos.
7) Ya puestos me preguntaron si conocía a alguien que les hiciese el video.
Justo como me dijeron, una cosa sencillita.
Valoré mis opciones y tras constatar que solo tengo un culo y no soy omnipresente les dije que necesitarían para todo eso que fuésemos dos fotógrafos, a lo que no pusieron problemas en tanto en cuanto no había hablado de precio. También hice un cálculo aproximativo de los km que tendría que hacer, que eran más de los que hice en mis vacaciones a Cádiz. Calculé las horas que tendría que dedicar a dicha empresa. Busqué un fotógrafo que me acompañase en este periplo. Lo junte todo hice la raíz cuadrada del logaritmo y una vez sacado todo les di precio de mi trabajo. No diré aquí cual fue ese precio porque me avergüenzo de ser tan pardillo, aun así les pareció algo elevado pero se conformaron.
A estas alturas del partido yo aún era feliz, si, ya sé, con lo que iba a ganar no me pago ni una cena pero que leches, era la hermana del amigo de un amigo de mi hermana y mi primera boda, así que era feliz hasta llegar a casa. Si bueno, es que al llegar a casa y contarle todo esto a mi señora esposa me hizo volver a la realidad y darme cuenta de lo pardillo que era, no un pardillo cualquiera si no uno elevado a la enésima potencia. En fin lo hecho, hecho está y hay que asumir a lo que uno se ha comprometido.
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